Interludio. Sin actos.
Sin música. Sin rimas. Sin colores. Sin orden. Sin sentido.
Diría, quiéreme
por dentro y no por como se espera que sea. No seré jamás
sublimidad.
Los cambios son oxígeno, pero no es el momento,
no hoy, tampoco ayer y mucho menos sé que no será mañana. No es hora para
ideales exactos proporcionados en armonía. No es hora para el orden, y quizá
nunca lo sea si este río sigue contaminándome con revolución
continua. Interna.
Dentro de las claridades, afirmo sólo que seré
detritus, y aceptarlo es un paso a la tranquilidad, a mi sosiego. Igual
que tú, que no eres nadie y a la vez puedes ser todo, aceptes la tormenta.
No es que ya no espere nada. Es que todo se ha
convertido en una espera hacía la nada. La nada es la espera. O esperar
es nada. La sucesión deja de tener sentido, ¿Entonces? indolencia, apatía "no,
no me esperes para cenar, ya estoy acostada, casi estoy dormida".
Nunca llego a tiempo a las despedidas. Esta vez tampoco le dije adiós al
invierno. Joder, ni siquiera ha hecho las maletas. Ha dejado al frío en el
paritorio, dando calor sin mesura ni aviso. Prematuro, como lo indeseado. Como
los suicidios.
No quiero más colores grises. Ya tengo la mañana llena. Ya ha salido el sol en
todas las aceras. Pero aquí, aquí sólo llueve tristeza.
Y antes de decir esta boca es mía, estos son
mis ojos, este es mi coño, estas son mis piernas. Esto es todo y lo que
realmente es mío, es lo que toco y lo que muevo, por eso abriré los ojos sólo
cuando quiera hacerlo.
Desnuda la fragilidad, mi fragilidad que me
asquea,
apunto que la debilidad es
la metamorfosis a la fuerza.
Imilce tiene las pestañas más grandes de este mundo. Las piernas menos francas y el coño más y más inverosimil. Lo demás es cosa suya.
ResponderEliminarYo no sé de lo que hablo pero (bien lo sabes) no hablo por hablar.
Un beso, Imi.
Maravilla tú
ResponderEliminarDisfruta del momento y de la dulce espera de quien no aguarda a nada, porque aunque sea larga nunca quedara decepcionado. Disfruta de ti, de tus virtudes y tus carencias. Porque en la solución queda en tus manos, como la lluvia que cae del cielo y hace charcos.
ResponderEliminarFantástica entrada, enhorabuena, brillan tus palabras en tu luminosidad inspiradora, besos.
ResponderEliminarY quizás- cuando quieras- abras los ojos: " con actos,con música, con rimas, con colores, con orden, con sentido.
ResponderEliminarun buen desnudo.
un abrazo Imilce.
De acuerdo. No son horas de equilibrios. Son momentos de cuerdas flojas, de quieros y no puedos, de no saber interpretar soles y lluvias, y de contemplar oasis en espejismos.
ResponderEliminarTampoco son horas para autoproclamarse desecho. Deberías dejar pasar más estaciones, de momento estás en las vías de mitades de caminos y de cruces de raíles.
Sí, esperar es nada. Esperar de esperanza, claro. Esperar de descansar es una pérdida de tiempo. Lo que nos llegue vendrá en proporción al trabajo realizado. Y quizá el resultado sea injusto, eso no lo sabremos hasta que llegue.
No te preocupes por el invierno. Se ha ido, pero vuelve en los días menos esperados para que lo despidas con rabia. Además es a él al que le toca despedirse. Tú sigues esperando. ¿No?
De tus partes no digo nada. Cuídalas.
Un besito :-)
Qué bello es el caos y a la vez que insoportable se hace a ratos.
ResponderEliminarPor desgracia no puedo rebatirte nada.
ResponderEliminarVeo lo mismo.
Siento lo mismo.
Besos.
La belleza está adentro. Aunque nunca se sabe del todo qué es adentro. Las pestañas llenas de luz...
ResponderEliminarEl debil siempre es mas fuerte de lo que aparenta.. o al menos su fuerza reside en otro sitio, solo ha de encontrarla si no sabe aun donde la guarda reposada. A veces la fuerza surge en momentos extremos y nos sorprende con actos de los que nos creiamos incapaces. Te leo triste y sabes que me jode, por esa finisima afinidad que te tengo. Me despido pues con un halago: Tus ojos no son tales , son ventanas enormes y curiosas al mundo, abrelas cuando quieras, para eso eres su dueña... pero como transeunte que pasa circunstancialmente cerca de ellas, te diré, que me reconforta verlas abiertas... Un beso enorme, bella cartago.
ResponderEliminarGracias :)
EliminarSi tienes que decir que te quieran por dentro, no merece la pena. No deberías vender tus ojos,cierto, pero tampoco oídos o tacto o nada de lo que te creas poseedora y seas. Como bien dices lo que tocas es tuyo, al menos eso si obedece a tus deseos. Lo demás es solo rumor de agua, con categorías estandar de lo bonito, brillante y bueno. Nada es tú, y eso ya es todo.
ResponderEliminarSi es fuerza, si.