jueves, 27 de octubre de 2011

A través



En una cajita oxidada guardaba los ojos de él, que eran del color del barro fresco. Unos ojos abiertos a un escogido infinito donde a ella le gustaba acurrucarse cada día.
Los sostenía con cuidado para no quebrantar el cristalino de su retina, acariciándolos despacio con sus pulgares, mientras los elevaba sobre los suyos, colocándolos delante, mirando a través del catalejo de aquellos ojos translucidos, libres de cobardía y sospecha.
Y allí encontraba todos los lugares que él había visto en su vida. Tras ellos percibía el mar, las ciudades margarinas, las formas atractivas que sólo él había sabido encontrar en los rincones de polvo y cáscara, y así veía de nuevo todo lo que ya creía olvidado.
Degustando cada color soñaba, dejando para el final su propia imagen, como él la solía observar desnuda, diosa ante cualquier defecto. Y se contemplaba a sí misma joven, única, amada y bella, todo lo que no podía ver tras un espejo ahora. Y lo horrible se convertía en humo disipado sin olor ni sonido mientras el mal sintetizaba su presencia. Y sentía de nuevo la grandeza de ser y estar en la misma charca. 
Y como cada vez al terminar su paseo, con los ojos de nuevo en la cajita, la apretaba contra sí fuerte y delicada, como al aire que la mantenía hilada, mientras pensaba que realmente hizo bien quedándose con los ojos de su amado cuando marchó, sabiendo que en el nicho no le hubieran servido de nada.

lunes, 24 de octubre de 2011

Ezpañoles a bo-botar





Respondiendo a la pregunta, NO, no voy a ir a votar.
Ni mi mano derecha, (ni la izquierda) participarán  en la criba de colores, dos, concretamente. Gaviota con gripe aviar. Rosa con pulgón. (Porque los partidos minoritarios, sin dudar de sus buenas ofertas, sin llegar a agradarme del todo, no tienen ni el poder ni la posibilidad de subir en un millón de años, siendo realistas claro, de todas formas el problema nace del sistema roto).
Entonces están entre dos grupos tan enfermos como hipócritas, sufragados a cuenta de los de abajo, sumergidos como mi amor hacía este país petado de miserables. La cosa está tan torcida que quizá el tallo parta un día de golpe, y la península quede rota en mil porciones, como islitas pequeñas, y seremos guetos escondidos a las sombras de palmeras artificiales.
No, claro que no voy a desperdiciar un minuto, una hora, un segundo de mi maldito día libre. Una voz incómoda, así como de pito, de esas que agujerean los tímpanos, y te hacen pegar la cara al hombro de forma instintiva, replica, -tu derecho a voto es tu palabra, si no votas es como si despreciaras la democracia en la que vives, la que tus antepasados consiguieron a base de... bla bla bla.
Que sí, lo pillo y me hago cargo. Vivo en un país libre, pero tengo las manos atadas hacia cientos de actos y/o decisiones, luego es autonomía cortada, luego no es libertad real.
Sí, vivo en un país que me suplica austeridad en los telediarios, ¡¡Austeridad!! Chirrían los politicuchos en los mitin rodeados de militantes dotados de banderolitas, saliva por doquier y aplausos (¿¿??) Pide austeridad un/a "tío/a" que cobra XX.XXX € o mejor dicho XXX.XXX € al año. Te lo juro que más que otra cosa me da risa. Suben impuestos, las horas de trabajo, baja la calidad de los contratos, incrementa el m2 por respirar... de espaldas a la cara, mientras me roban sin miramientos,  o desahucian mi casa o mientras esposan mi vida mano sobre mano, o el banco me atraca, curioso como cambian los papeles...  Ellos no miran por ti, ni por tu abuelo, ni por su propia madre.
NO, repito, claro que no voto, no participo en el juego de peones. No comparto una democracia hipócrita, podrida, cantada.
La voz insiste: -Por lo menos votar es mejor que no hacer nada, quedando de brazos cruzados, porque si no votas, es como si dieras tu voto a la... bla bla bla.
Me interesa lo mismo que saber que voy a comer el día 15 de Febrero de 2014. En realidad siento pena de que sea así, pero otro método no hay, sólo mi espalda y mi activa negación al sistema .
Y bueno eso es otro punto escondido, ¿qué pasa con los los miles de votos que quedan perdidos? ¿Que pasa con todas esas personas que no votan? - la voz me corta. - ¿Los votos de personas pasotas que no se molestan en participar en el progreso de su país...? bla bla bla.
¿Por qué pasotas? Muchos no estamos de acuerdo con la disección de sistema, con las reparticiones de poderes, con las circunstancias obligatorias, muchos no van a votan por pereza, indiferencia... sí, pero muchos no lo hacemos porque es la única respuesta de repudio hacia lo que unos pocos deciden y muchos aceptan. Como decía, dos colores, que al mezclarlos son lo mismo a diferente tinta. Iguales manos carcomidas por la avaricia, la mentira, dotados con el don de la demagogia profesional-académica, y con sus correspondientes creyentes, devotos ante cualquier adversidad, como el fútbol más o menos, un pique entre equipos, que provoca el odio y las diferencias sociales entre los seguidores. Un juego.
Así que comparando esto con el fútbol (comercial)  y a mí que no me gusta nada, diré que NO, no veré el partido ese domingo, tengo algo mejor que hacer. Quizá (soñando) si todo el mundo diera una espalda por respuesta, la cosa pintaría de otros colores...
- ¡¡Camorrista!! - replica la voz.
Y de respuesta le doy una sonrisa torcida, que aún ni grava ni desgrava en hacienda, y bueno a decir verdad junto con un "gilipollas", gratis también.

lunes, 17 de octubre de 2011

Eruption



Miedo.

Miedo porque caigo.

Siento miedo porque marcho.

Siento y vuelo.

Ya no estoy, quizá mi cuerpo, pero la materia no importa.

No sé encontrar. Agota buscar. No quiero.

Cuento 1,2,3 rebotan en mí los golpes. Rompe mi clima. Destroza mi interior, erupciona mi sangre, volcán explota hacía un blanco, mi boca.

Agarra mi cuello y
no hay oxigeno. No hay vacío ni lleno. No queda más que un cuerpo tumbado.

Mi cuerpo tumbado, desnudo, roto.

Asfixia.

Tengo miedo

 y

caigo.

martes, 11 de octubre de 2011

No-hay-un-fin



Elevas la cabeza, asientas los pies, emergen tus rabias, flotan tus miedos. Ahora escupe sobre ellos, pártelos y

corre

Manchas la tierra en pisadas largas, distantes, marcadas. Se borrarán en algún tiempo, pero jamás olvidarás que pasaste con saña, que rompientes el suelo con tu marcha. Nada viene siguiéndote más que tierra bailando al cielo. No mires atrás, sigue, no pares y

corre

No huyes, no escapas, no tienes miedo, nadie te busca, no callas el ritmo con tu aliento sonoro, evocas al eco, sigue, lo haces perfecto y

corre

rápido, más, nunca retroceso. La velocidad rompe en tu pecho su ruido, choca contra ti un viento, un sol, unas partículas de tiempo, un sueño sombrío, pero nada tacha tu empeño. Tu estado se llama perfección, y lo sientes, y quieres más y

corres

Olvida las calles, olvida el trabajo, olvida el frigo vacío, olvida facturas, olvida que la capa de ozono agoniza, olvida el amor rajado. Borra tu nombre, tu cara, cuela tu esencia sin zanjar tu paso y

corre

No llegarás al final, no hay meta, nadie corre a tu lado, eres tu vs. tu mismo. Es tu mano contra tu mano. Es tu escape, tu tiempo, es tu marcha no forzada, no retornable, no innecesaria. Es tu cuerpo alienado a tu mente, es bienestar en estado puro. Sientes flotar, pero estás pegado al suelo, tranquilo, nada alterará tu lucha. Estás vivo joder, deliciosamente vivo. No piensas en la muerte, ahora no existe, no hay un fin,  repites, no-hay-un-fin. No hay un fin si tú no quieres y lo sabes y

corres

y no dejes de hacerlo, porque la nada no podrá alcanzarte en movimiento...

viernes, 7 de octubre de 2011

pienso

Ando de puntillas para no molestar al silencio. Escucho que ya no tengo sonido propio, ni olor, ni aliento y siento algo de miedo, porque suena ausente como muerto. Quiero gritar, pero sólo atino a resbalar palabras por el suelo, sólo sé arrastrarlas de puntillas, como yo y mis miedos. Todo está sumergido como el corazón de una manzana, para verlo primero tienes que matarla.
Todo está entre el pasado y el futuro, con o sin, y te diría mil cosas pero tengo la voluntad violada. Y de verdad que no te espero, ya no espero de nada nadie. Ni de nadie nada. Y no es chulería ni rencor, te digo que no, pero es que cuando el desierto es tu cuerpo y el pozo vacío tu corazón, no sale más que eco. No tengo nada de rabia, ni odio, te lo juro por el dios que no creo. Ya no odio a nadie, incluso dejé de odiarme a mí misma hace tiempo. Simplemente que no quiero jugar, que estoy cansada. Que no hace falta que nadie me grite que estoy viva, lo sé, si algo me queda es una décima de inteligencia ahogada pero diligente y mi mente no deja de carburar ni un segundo, de ahí la bipolaridad de este sitio, de mi cabeza, que divisa las existencias desde mil ventanas y diferentes puertas, y claro que no estoy loca, quizá demasiado cuerda, pero mi mente piensa, y quizá ese es el fallo, quizá ser hueco y no pensar demasiado sea la clave, la salvación del caos. Pero mi pulso sería el mismo que las piedras.
No necesito basarme en esquemas ajenos y tampoco voy a esperarte viendo los sábados por la noche películas románticas que me intenten hacer creer que el amor y la perfección existen en la misma línea paralela.
Que tengo sueño, quizá ya demasiado. Y no quiero ser siempre la cueva en la que te escondas cuando pierdas tu noción,  no puedo por ti, porque no puedo conmigo. Más que egoísmo es supervivencia compañero.
No puedo formarme para quererte con matrícula, y es que no quiero, mi amor es así, natural, sincero, quizá intermitente pero jamás hipócrita. Es lo que tengo y sé que no te vale con eso, entonces de verdad debes marcharte. Sal, pero no hace falta que corras, ya hemos perdido hasta la prisa. Sabes la dirección de mi casa, sabes que estoy aunque no salga. Aunque un día deje de quererte, estoy. Porque no voy a joderme teniéndote rencor. Porque el rencor no me matará el hambre. No cambiará nada odiarte y desearte oscuridad. No seré mejor por eso y aunque no quiera serlo, tampoco quiero caer en el error de sentirte maldito, porque en el fondo siento que si hay algo bueno en la vida, mereces tocarlo con los dedos.
Quiero que todo quede en tablas. Ni tú ganas, ni yo pierdo. Quiero que encuentres tu equilibrio. Y siento dejarte solo, siento si me marcho y me llevo mi brújula conmigo, pero ya perdí por ti hace tiempo mi camino, y necesito verlo de nuevo, porque sólo tengo 24 y no puedo seguir oscura, porque se me escurre el tiempo entre tanto daño, y no persigo vivir llorando.
Siento dejar de alumbrarte cariño, pero yo también necesito luz, y tú no sabes iluminarme. Me llevo sólo lo bueno, te dejo la mitad y mi sonrisa como recuerdo.







martes, 4 de octubre de 2011

Ruido, gritos. Silencio, sólo música


Camino sentada sobre el suelo del balcón. Contemplo inmóvil el cielo que dejan libre las cornisas de los edificios negros. Es un hueco pequeño pero suficiente como para pasear por él.
Y ya con la imagen añil tiñéndose oscura clavada en mis ojos, los cierro y espero. Espero a que no pase nada o a que las ambulancias dejen de sonar con saña. A que los coches dejen de pitar sin fundamento. A que las madres dejen de bramar a sus hijos huecos. A que el gitano de la esquina cese de desgañitar sus cuerdas y venda todos los pimientos secos. A que el mundo silencie su tiempo y no se oiga nada más que el viento. Pero nunca sucede, la muchedumbre jamás deja de zaherir a su género. Día o noche, los sonidos cambian, pero imposible amainan.
Decido levantarme y silenciarlos a golpes de volumen y soberbia, la música es lo único que está por encima de las cosas, es un intento estéril de amansar al resto de las fieras a violín y tempo.

Y ya no oigo nada, los gritos y los ruidos desaparecen por completo mientras siento las vibraciones en mi cuerpo.
Ahora sólo escucho.
Sin prisa abro los ojos y miro sin ver los miles de huecos que forman el vecindario. Las sábanas ondean su pronta retirada y cientos de bragas y calzoncillos repasados y zurcidos danzan ya veteranos.
A veces todo me da asco. A veces no.
Hoy hay un término medio entre el amor y el odio hacia el punto de partida que se repite diario como una película que nunca cambia de guión. Rutina, rutinario, rutinoso. Se puede cambiar el pequeño trozo que queda libre al día, pero lo demás pende de nuestra resistencia por sobrevivir a fuerza de obligaciones memas. Supervivencia en vena.
Y pienso que tengo ganas de que llueva de verdad, que llueva durante días... con violencia, sin ahogar. Que llueva y limpie las calles y los muros brunos, testigos de lo obsceno y lo prohibido. Que desinfecte manos y cabezas corruptas hacía el deterioro de lo que antes era humanidad y altruismo. Que desintoxique bocas llenas de palabras absurdas. Y que desholline todas las almas cansadas y descosidas por los años.
Ganas y necesidad de que retorne otro tiempo, que se mezclen todos los estados entre nublado, frío, sol, lluvia, nieve y viento. Que follen entre ellos y con sus orgías dejen ver algo ya olvidado al son que fresco. Y así por lo menos algo cambie, aunque sólo sea el tiempo.