domingo, 29 de enero de 2012

No te miento


Hace sol. Y viento. Combinación extraña. Mezcla exquisita.
Caen gotas de lluvia marrón, nuclear, sirimiri dulce, imperceptible.  
Hace un buen día para agotar las horas. Caer rendido después al oscuro. 
Jazmín sin flor. Invierno extraño. 
Somos partos tardíos. 
Destiempo e intenciones.
Las partículas de gripe se esconden bajo las camas. 
Los cobistas duermen cuando brilla la mañana.
Corre el aire por los callejones que ayer no tenían salida. 
Nubes de arrecifes manchan de blanco puro las retículas.
Si quieres odiarme, que sea en la calle.
No esperaré a nadie.
Caeremos, pero no será hasta la tarde.



Hay mucha luz, en serio, no te miento. Sal y míralo. 





lunes, 23 de enero de 2012

Opúsculo





He visto el futuro. Llegará la igualdad. La esclavitud moderna será interracial.


Y de nuevo tirábamos de piedras para construir ficticias necesidades. 
Y fortalecimos nuestra piel a base de latigazos, pero nuestra sangre fue tan tupida que ocultó la ideología. 
Y se olvidó el raciocinio.
Y el arte se convirtió en propiedad privada. 
Y la mentira dejó de existir porque dejó de hacerles falta.
Subyugados con disfraz de hombres libres, nuestros sueños se esfumaron a granel.
Y nuestras vísceras fueron devoradas por nuestro propio odio. Y nos completaron con acero.
Fue el miedo el que nos hizo retroceder.
Y nuestro silencio el traicionero.






- Tranquila, sólo ha sido un mal sueño.
- No.

lunes, 16 de enero de 2012

Erial


Imagen: Imilce

Cierro los ojos y al abrirlos veo gris. Todo parece roto, trae pegamento, me digo. Quizá nada tenga solución en este momento convertido en espiral, cada una igual a la anterior. Momentos bucle, nunca renovados. Nulidad en belleza.


Cierro los ojos de nuevo, y aguando el pensamiento a creer que después todo será como antes, cuando no existían los momentos iguales. Pero al abrirlos todo es gemelo. Todo está destrozado. Las antenas de los edificios apuntan al suelo. Los coches, las aceras, los huesos... todo es cristal roto. Es como el fin de una guerra. Es silencio. Todos simulando a los muertos.


Cierro los ojos otra vez, y al abrirlos espero que al menos estés. Pero ya ni siquiera eso. Nada es ya, sólo está el mismo maldito momento. Es una secuencia blanca-negra. Terremoto sin temblor. Volcán sin lava. Extrarradio sin putas.


Cierro los ojos, como cuando se cierran las puertas con saña y odio. Y pido al dios de la nada y del todo, que me devuelva la calma y el vaivén de los barcos que antes eran mis pies. Pero los abro, y todo sigue emulando a lo anterior, como una película muda, varada en la misma escena de horror. Estructura desmoronada. Tantas horas diseñando planos para acabar quemados. Nada. Políticos vivos, muchedumbre muerta. Televisores hablando. Amor envuelto en infinitas capas de papel de seda negra. Mucha cobertura, pocas palabras.
Abro los ojos, ya imploro. No estás, ni tú, ni nadie. Es como un cuento de mentiras no piadosas, es como para mearse encima de miedo. 
Un sueño sería desaparecer y no volver nunca a este lugar llamado Momento. Pero abro los ojos...


Todo está roto, sí, trae pegamento.

lunes, 2 de enero de 2012

sin munición



Yo soy quien escapa, la que huye. Yo soy quien tiene miedo y corre.

Tú sin embargo me esperas en la misma posición. En ti no pasa el tiempo ni los motivos para huir. Tú soportas mi ausencia y apruebas mi presencia a cualquier hora.
Tú estás dispuesto a mí, a mi antojo, a mis anchas. Quizá por eso me aburres. Por ser una presa débil y blanco inmóvil. Por ser demasiado fácil y darte por hecho.
Tú no entiendes de batallas, tú sólo quieres tenerme como si fuera una dama.  Y noqueas mi juego. Y toda mi fuerza se escapa por debajo de la puerta mientras me besas la cara a cambio de nada. 

Contigo mi rifle me espera en la puerta, nunca disparo si no hay resistencia. 
Y la lucha no es lucha si se golpea al vacío. Y pienso que no eres hombre, y me marcho, y te olvido. Por ser débil, cobarde, rendido. 

Y sin embargo, vuelvo a ti, magullada, derrotada o reina de otras batallas que no se lindaron en tu cama. Y estás, y también tu sonrisa abierta, sin lucha, sin armas.