martes, 1 de octubre de 2013

Virus soy tu Bacteria



En las noticias oíamos que el mundo empezaba a desvincularse de su membrana, que pronto caería. Su núcleo se dividía, siendo miles de núcleos que acababan en cero. Vulgarmente decían que se iba a la mierda. 

Es difícil creer en algo cuando todo lo que es reproducido más de una vez trasluce a mentira. Es difícil pensar que por mucho que todo vaya mal, la cosa llegue a desbaratarse hasta el final, como un castillo de naipes. Como un cuerpo infectado sin antídoto. 

A pesar de, oíamos la radio. El mundo supuraba destrucción por doquier. 
Pensábamos que mientras no fuese el nuestro, todo iría bien. 
Y todo iba bien, todo estaba en su sitio, nos decíamos.
Se oían explosiones a los lejos, se oían llantos, pero no eran de ninguno de los nuestros. "¿qué importaba que otros llorasen? nosotros estábamos bien".

Pero la Creación  seguía reventándose ahí fuera. Pero por suerte nuestro aire continuaba trayendo corrientes de paz, y con eso desvanecíamos los ruidos del extrarradio . Acuarela sobre acuarela, no era nuestro problema, nada podíamos hacer.

Una mañana soleada puede ser como la rara belleza que a veces tiene la muerte. Como los cantos de las pseudo-náyades.  Era un buen día para pasear, al fin y al cabo nosotros estábamos como siempre, no teníamos nada para ellos. 
Sin embargo y extrañamente ese día las sirenas sonaron más cercanas que nunca. 

Cuando quisimos componer el mundo de afuera, el nuestro ya estaba roto, y no tuvimos más remedio que afirmar aquello de que todos los mundos son uno. Todas las manos. Todas las mentes. Todos los problemas son el mismo cuando nada queda.