viernes, 17 de enero de 2020

150



Acelero y alcanzo los 150 km/ hora, y aprieto con todas mis fuerzas, y busco el muro más alto del extrarradio, y avanzo tan rápido que lo que me rodea se convierte en una masa de colores alargados...
No quiero parar, no quiero morir. No quiero hacer más que chocar contra aquel muro, y transportarme hacía otra esfera, donde sea yo misma pero de otra manera, de chocar contra la libertad y apretar fuerte mis venas. 
Rómpeme el corazón a pedazos, por favor. 
Destrózame el pecho con toda la maldad de tu mundo.

Escucho el kaos dentro de mí, llama a mi puerta y me espera... quiere destrozarlo todo, quiere destrozarme entera. Quiere hacerme daño para luego cuidarme las heridas, quiere lamer mi sangre después de haberla propiciado.
Dime Kaos, ¿qué quieres? puedes destrozarme sólo si te dejo hacérmelo. Puedo ser tu dueña también, y sin embargo no puedo controlar el fuego que me quema y me fuma siendo yo humo voluble. 
Soy un universo entero en un solo celebro.
- No pienses demasiado, Imilce.

¿Quién eres tú y qué quieres de mí?

Dejadme usarme a mí misma, dejadme hacerme con otra piel, dejadme ser libre.

El boom sonará tan fuerte en mi cabeza que vibrará el suelo bajo mis pies.
El boom soy yo, la bomba y la onda expansiva. 
Tú eres el calor en la lejanía. 
Tú eres maravilla. 


Y es que tan solo vivo el mundo contando las horas.


sábado, 14 de diciembre de 2019

Los ojos de los ojos



Nuel vivía detrás de un cuadro. Escrutando cada paso que otros daban. No siempre era el mismo, a veces era un niño de ojos perdidos, otras un bodegón de frutas o flores secas. O imposibles paisajes, habitados por personas dedicadas a la recogida de verdura, envueltas en tranquilidad y naturales de quién sabe dónde, porque son los horizontes que sólo existen en los sueños. Porque la perfección absoluta solamente está en los cuadros. Y en la música.

Tras las pinturas, Nuel vivía en intranquilidad continúa, pues protegía cada una de las vidas o formas retratadas, alejando a cualquier intruso que quisiera importunar el color o la sombra de las láminas.

Con el tiempo, Nuel fue perdiendo vista, olfato, sentido, pasión. Entendimiento. Y un día, sin darse cuenta perdió el aire, y se dejó morir. En aquel entonces, custodiaba la imagen de una mujer sentada en una vieja estación de tren, sostenía en sus manos un reloj de cadena sin números ni manecillas, tan sólo el símbolo de lo infinito. Pero a pesar del espesor de la soledad, la mujer sonreía y la vida hervía en sus ojos, pues ella miraba únicamente a través de los suyos. 
Si Nuel hubiese mirado aquel cuadro, en vez de dedicarse a cuidarlo, quizá podría haber entendido, que el tiempo no era de otros, tan sólo suyo.
 Si hubiera vivido delante de los cuadros y no detrás, habría sido dueño de sí mismo. 

domingo, 8 de octubre de 2017

Y sobrevivimos a la sopa de sobre


Escarbo entre los sueños que se te fueron descuidando con el tiempo. Los que perdiste, aquellos que pintaban con luz tus mañanas al despertar. Y construyo hilos para atártelos y así tejerte las heridas, volviendo a dar forma a tus ensueños.
Y me pregunto, sabiendo la respuesta, y aun siendo contradictorio el preguntar por lo que ya se conoce, cuáles serán tus colores, y me asomo por el vórtice de tu locura, y miro por el precipicio de tus ojos, distinguiendo en tu interior el color de tus entrañas. 
Y así mirándote por dentro encuentro la respuesta a todas mis preguntas.

domingo, 8 de mayo de 2016

Suenan las olas


                                                             IMAGEN Imilce

Era el estado de inocencia que se perdía, se hacía mimetizar a la nada A-B-S-O-L-U-TA. La inocencia que da paso a la realidad que abraza.
Se llamaba... da igual, pero se llamaba Amelia. Y era cristal.
Vivía acompañada de olas, sal, vientos de arena. Macetas de interior. Y tocaba la guitarra igual de bien que los dioses hacen el amor.
Se decía cada día que no sería una historia más, que no serían dos, que esta vez se dejaría amar y comprendería, oh sí, sabría bien qué era aquello de morir cada día si el amor no está.
Si su amor no estaba.
Ella acariciaba la piel morena de él, en el murete de la playa mientras veían pasar los barcos.
Y soñaban.
Y se decían frases irrepetibles. Ellos no se parecían a nadie, porque eran ellos y ya está.
Y soñaban.
Y se miraban mientras las olas destrozaban la costa y los peces desangrados en los cubos de los pescadores cerraban la visión, para nunca más.
Y se querían con sinceridad, a medias y completa que la edad y el tiempo les había dejado.

Amelia, que había estudiado en sus años con Don Odio y Señora Mentira.
Amelia que había llegado a odiar tanto, que un día sintió miedo de que la rabia se la comiera por dentro.
Y sin embargo ahora, regaba sus plantas mientras miraba por la ventana de la alegría. Sin más. Sin más, sin más. Y sonreía. Y sus plantas se alimentaban de su sonrisa. No había consumido sus años: Aún le quedaba vida.






jueves, 18 de septiembre de 2014

Entrañas



Siento la voz de las entrañas.
Siento que nadie conoce mejor mi sangre, que mi sangre.
Siento que mi cuerpo me riega y me sacia. Preparándose.
Siento la caricia de mi corazón en mi pecho. Y se la agradezco a cada son.
Siento que el mundo se acaba y empieza con cada canción y cada pum pum de mi interior.
Siento mis caminos internos fluyendo como ríos, ríos carmesí que me bañan y me nutren.
En un suspiro oigo la muerte marchar: - Te dejo un tiempo.- me susurra.
Hoy la puerta suena y entra la vida. Es ella.
Siento la sangre cotizándome alto. Doblegándose para ti: -Te la regalo.
Tengo vida. Después de la oscuridad, tengo vida.
Es eso.
Me late el corazón.
Y me canta, y me baila. Y me susurra en cada golpe.
-Sigo aquí contigo. Sigo aquí.
Es la voz de ella. Ella que me devuelve la sonrisa.
Ella que se prepara para alegrarme todos los días de mi vida.
Abre los ojos Elena.
Estoy aquí. Soy tuya para siempre.

A mi hermana L. y a Elena que crece en su interior. 

jueves, 24 de julio de 2014

Casi casi se me olvida que existía el rojo, el verde, el magenta, el amarillo, el rosa, el negro, el dorado, el lila.......



Me sentía tan triste, destrozada al escuchar aquella canción... La sensación me abrazaba y me embarcaba hacía lo gris... 
No pueden entrarte moscas a casa a no ser que abras las ventanas... pero se abren las ventanas así como se escuchan canciones tristes cuando lo estás, porque las ventanas traen aire. Las ventanas limpian las casas de canciones que te empujan y te abrazan a la apatía. Te follan, te pisan y te repiten: - Ey estás jodido. Y realmente es cierto, lo estás. Pero no apagas la música.
Sin embargo es tan simple como no tomar cianuro si no quieres morir.
Como gritar si te apetece, gritar a la nada, al puto mundo, al puto mundo maravillo, gritar aunque ese que no te conoce te mire raro, porque joder, ¡estás gritando! y eso está feo, quedas mal. Pero importa una mierda, porque ese que te mira raro no te conoce, no eres nada para él, en 3, 2, 1 te olvidará. Así que grita, hazlo, da igual.
Salta, corre, correte y corroe. Yeeee

Ahora que lo pienso, es verdad, teníais razón, vosotros, los que me queréis y todo eso. Nada es tan malo. Lo que no te mata te fortalece. Nadie entra por la boca de nadie, ni al revés, y si te das cuenta, da igual, la frase es la misma. Incluso en arameo, chino o portugués.
Viva todo, joder.
Hoy he superado el estadomentalhormonalmensualdemierda y estoy contenta.

Por cierto, hoy grité.

Sí, estoy bien.

martes, 21 de enero de 2014

Un ala, dos alas.



No será imposible nacernos otra vez, habiendo nacido ya una. 
No será impensable querernos hasta morir, morir millones en cada galaxia infinita paridas en nuestras cabezas. 

Como una gelatina, atractiva, que nos mira recostada sobre un plato, en una mesa. Somos un postre que brilla porque existe hasta que alguien decida hincarle un diente, dos dientes, quizá ninguno. Estamos mientras nos dejen aire. 


Existo mientras tú quieras. Y eres mientras yo permita. Y a la vez, a la vez eres sumamente libre como tus pensamientos naturales, sobre cómo debería vivir un león en su selva, y no entre rejas. Sobre todo lo que yo reniego acerca de la carreras de galgos, ya sabes. Vivir como animales es la frustración de mi vida. Sin embargo me compenso respirandote. Y haciéndome un ave, dos aves. Tu ala y la mía. Dos alas.

Eres mío. Pero tú no eres mi dueño. No somos de nadie, tenlo clarito.


Sin embargo, no titubeo, 

soy tuya.