martes, 1 de octubre de 2013

Virus soy tu Bacteria



En las noticias oíamos que el mundo empezaba a desvincularse de su membrana, que pronto caería. Su núcleo se dividía, siendo miles de núcleos que acababan en cero. Vulgarmente decían que se iba a la mierda. 

Es difícil creer en algo cuando todo lo que es reproducido más de una vez trasluce a mentira. Es difícil pensar que por mucho que todo vaya mal, la cosa llegue a desbaratarse hasta el final, como un castillo de naipes. Como un cuerpo infectado sin antídoto. 

A pesar de, oíamos la radio. El mundo supuraba destrucción por doquier. 
Pensábamos que mientras no fuese el nuestro, todo iría bien. 
Y todo iba bien, todo estaba en su sitio, nos decíamos.
Se oían explosiones a los lejos, se oían llantos, pero no eran de ninguno de los nuestros. "¿qué importaba que otros llorasen? nosotros estábamos bien".

Pero la Creación  seguía reventándose ahí fuera. Pero por suerte nuestro aire continuaba trayendo corrientes de paz, y con eso desvanecíamos los ruidos del extrarradio . Acuarela sobre acuarela, no era nuestro problema, nada podíamos hacer.

Una mañana soleada puede ser como la rara belleza que a veces tiene la muerte. Como los cantos de las pseudo-náyades.  Era un buen día para pasear, al fin y al cabo nosotros estábamos como siempre, no teníamos nada para ellos. 
Sin embargo y extrañamente ese día las sirenas sonaron más cercanas que nunca. 

Cuando quisimos componer el mundo de afuera, el nuestro ya estaba roto, y no tuvimos más remedio que afirmar aquello de que todos los mundos son uno. Todas las manos. Todas las mentes. Todos los problemas son el mismo cuando nada queda.

martes, 30 de julio de 2013

Era invierno

Imagen: Imilce

Como cada día de su vida, pensaba que todas las mañanas eran abortos del día anterior, días perdidos. Todos los despertares eran pseudo-suicidios. Todos los días eran edificios a medio construir. Contaba las horas por tener algo que hacer. Algo en que pensar, quizá si el tiempo pasara rápido, la pena correría con él. Pero la tristeza no corre, nunca ha tenido prisa. 

Tomaba té, aunque el líquido fuera tan insulso como la mayoría de las personas. Lo hacía por tomar algo, por el calentor de su cuerpo, hay veces que siempre se vive en invierno, y que los 40º de fuera, no son relevantes.
Comía entre ratos. Fumaba porque le gustaba ver el humo del tren saliendo de su boca. Le gustaba jugar y entretener sus horas arreglando los mundos de sus alrededor. Mundos ficticios. O vivos a punto de morir.
La compañía era constante lo que hacía que la soledad fuese ruidosa. Quizá de las contradicciones más brutales. Males del siglo XXI.

Pero hay veces que entre las multitudes, entre las mareas de carne. Entre todos los vosotros, todos los ellos, aparece un tú. Un él. Un ella. Hay veces que la aguja es el pajar y no al revés. Que no caminan los pies, es el suelo el que se mueve... Que las venas empujan la sangre.

Decía que el tiempo pasaría porque tenía que hacerlo. Decía que era imposible que fuese de otra manera. Decía que la felicidad era un engaño de los bancos.
Decía que el cielo siempre sería gris.
Decía por decir. Como dice la mayoría. Estamos por estar. Pensaba. 


Un día el cielo amaneció azul. Azul y no gris.


- El mundo soy yo.

domingo, 2 de junio de 2013

Waiting around to die


Nacer es el principio del final. La vida es tan maravillosa que destroza con el brillo de su belleza, cegadora, tanto que me hace transparente, inexistente. Superficie para el polvo.

La vida se abre paso rajando en canal, pisando a todo el que quiera ponerse en su camino. La vida está aquí, sentada a mi lado, mirándome mientras sueño durante días, haciéndome humo.

viernes, 10 de mayo de 2013

¿Por dónde?




No existen los espíritus ni los fantasmas. Tampoco los hobbits ni las ratas mutantes. No existen los lagos de lava que no quema. Ni las arañas parlanchinas que viven en los sombreros. No existen los gigantes sin corazón. No existen las historias de Edgar Allan Poe.
No existe la magia.
No existen los personajes que se crean cuando se quiere ser ellos y no tú. No existen los zapatos de cristal. Ni las hadas gordas, ni las delgadas. No existen los carámbanos de hielo que paralizan el corazón. 
No existen los besos que devuelven la vida. Ni las manzanas asesinas. Ni los melocotones gigantes. Tampoco existe La Comarca ni en general la Tierra Media. 
No hay caminos con hierbas azules, violetas o amarillas. No hay pájaros que duerman con sus cantos a los perversos. No hay máquinas del tiempo para volver atrás. Ni monopatines voladores. Tampoco los árboles tienen puertas secretas. Ni existen las casas de golosinas. 

Pero en su lugar tenemos la sensatez y la ciencia. Existen las leyes y el llorar a las personas muertas. Tenemos el trabajo y la responsabilidad. Existe la televisión, la política y la realidad.

...

Existen los espíritus y los fantasmas. Existen los hobbits y las ratas mutantes. Existen los lagos de lava que no quema. También las arañas parlanchinas que viven en los sombreros. Existen los gigantes sin corazón. Existen las historias de Edgar Allan Poe. 
Existe la magia...

viernes, 3 de mayo de 2013

Dos años bipolares



Hace unos días mi cuerpo cumplió los 26. Mi blog 2 años y mi mente 127.
Tengo muchas cosas en el abandono. El tiempo se me escurre, me corre demasiado rápido, pero no es problema, sigo intentado volar saltando en todos los acantilados que encuentro en cada vórtice del caos. Sigo reventándome las costillas, que por suerte, son de plastilina. 


Es importante, aunque sea de vez en cuando, agradecer, en este caso a vosotros, que a pesar de mis marchas temporales y mi falta de continuidad, seguís pasando por aquí. A los que no venís con la intención de recibir después un comentario en vuestros sitios.
A los que me mandáis correos para comprobar que sigo viva.
A todos los que merecéis la pena. E incluso a los que no, porque todos somos necesarios en esta compensación extraña en la que nos han parido. 

Sin nada más que añadir, y como diría mi pez Espinete: Glu, glu, glú. 

Ah sí, joder. GRACIAS a tu.

domingo, 7 de abril de 2013

Lo siento, me importa una mierda. Y no, nunca fueron lentejas



De verdad, no es porque me encuentre triste. No es porque sea incapaz. O que me corra hielo por las venas y arda por fuera. A lo bonzo no sería mi sistema.
 
Escucho sonidos. Escucho música francesa.
Escucho al mechero sin piedra, jé.

De verdad, no es porque me encuentre triste, no es porque esté sumida en pena.
 
Pena siento del mundo que me rodea. De que me mienta. El mundo siempre será mi problema, y a la vez yo seré su contratiempo. En contra de todos los vientos. Gases tóxicos y todo eso.
No hay profundidad, no hay buena escritura. No hay mucho aquí, pero en casi ningún sitio. Muérete y vuelve a vivir, yo que sé, hoy no se me ocurren más ideas.
Podría escribir relatos de otros. Podría escribir mi puta vida que no interesa una mierda. Pero joder, hay demasiadas lágrimas. Están las macetas repletas. Pero es lícito decir lo que a nadie le interesa. Mira la tele, mira los periódicos, mira la iglesia.
El sitio muere. Evidentemente. Yo no, yo estoy viva. Nadie ha intentado matarme, al menos no hoy. En las ciudades pequeñas casi nadie intenta matarte, como mucho no ayudarte con las bolsas de la compra. Todos tenemos prisa, así que os perdono.

No, en serio, no lo repitas. No es porque esté en sol de tristeza. No, no me jodas con eso de que me quieres. No hables de que sin mí...  porque me meas la vida con tu miseria.

No quiero que el mundo me mienta, pero jé, que sepáis hijos de puta que me doy cuenta.

martes, 2 de abril de 2013

No vendo mis ojos

Interludio. Sin actos. Sin música. Sin rimas. Sin colores. Sin orden.  Sin sentido.



imagen: Imilce


Diría, quiéreme por dentro y no por como se espera que sea. No seré jamás sublimidad. 
Los cambios son oxígeno, pero no es el momento, no hoy, tampoco ayer y mucho menos sé que no será mañana. No es hora para ideales exactos proporcionados en armonía. No es hora para el orden, y quizá nunca lo sea si este río sigue contaminándome con revolución continua. Interna. 

Dentro de las claridades, afirmo sólo que seré detritus, y aceptarlo es un paso a la tranquilidad, a mi sosiego. Igual que tú, que no eres nadie y a la vez puedes ser todo, aceptes la tormenta.

No es que ya no espere nada. Es que todo se ha convertido en una espera hacía la nada. La nada es la espera.  O esperar es nada. La sucesión deja de tener sentido, ¿Entonces? indolencia, apatía "no, no me esperes para cenar, ya estoy acostada, casi estoy dormida".  


Nunca llego a tiempo a las despedidas. Esta vez tampoco le dije adiós al invierno. Joder, ni siquiera ha hecho las maletas. Ha dejado al frío en el paritorio, dando calor sin mesura ni aviso. Prematuro, como lo indeseado. Como los suicidios. 

No quiero más colores grises. Ya tengo la mañana llena. Ya ha salido el sol en todas las aceras. Pero aquí, aquí sólo llueve tristeza.

Y antes de decir esta boca es mía, estos son mis ojos, este es mi coño, estas son mis piernas. Esto es todo y lo que realmente es mío, es lo que toco y lo que muevo, por eso abriré los ojos sólo cuando quiera hacerlo.


Desnuda la fragilidad, mi fragilidad que me asquea,
apunto que la debilidad es la metamorfosis a la fuerza. 

viernes, 8 de marzo de 2013

No siempre



Las habitaciones encierran los tiempos.
A la derecha el invierno,
a la izquierda todos los paseos.
Están detrás los desiertos.

Aquí llueve, aquí no llueve,
allí sale el sol,
aquí no sale el sol.
Frascos con primaveras en formol.
Recuerdos amarillo limón.
Estúpidos todos ellos.
Estúpida yo
y todos los que mueren en Enero,
y nacen en Abril.
Suicidas vivos, mimesis de arlequín.

¿Qué significan las palabras?
Significan lo que quieran decir.
Como el agua es H2O
y como la ciencia ficción cartón.
Lo que es la carne al tiempo,
Lo que es tu luz a mi mañana.
No siempre el calor es al sol.
No siempre el frío es al invierno.

El ruido es la evidencia de lo vivo.
El ruido el cretinismo de lo humano.
No hay contradicciones.
Hay puertas, elecciones.
Hay comienzos, espirales y caídas.
Hay agujeros negros,
Hay salidas.





miércoles, 6 de marzo de 2013

Eslizbai



Todos los días finita algo. 
Hay muertes que pasan inadvertidas y no acumulan ni una lágrima. Otras se llevan mares con ellas. Hay huecos reemplazables. Como un aparcamiento en pleno centro. Como un amante cuando el antiguo se hace viejo. 

Pueden morir cientos de personas en un accidente aéreo. En un atentado. En un tsunami. Puede llorar medio mundo y tú no inmutar ni un ápice de sensibilidad.
Puede expirar algo de tu sangre y no sentir dolor. A la vez que puede morir el dueño de un país, y sus siervos llorar durante días la ausencia de su yugo. El mundo está descompensado. El mundo es raro. Y joder, está loco. 
Sin embargo yo reconozco que he llorado perder un perro más que a algunas personas.

El tiempo hace roca donde había tierra y musgo, y amapolas rojas. La necesidad por seguir urde una capa para olvidar lo que era llorar, y amasa cemento para tapar los huecos. 
Las penas acaban por acallar, las muertes se superan. El dolor un día diluye. E incluso a veces se olvida de tal forma que parece que algo que fue tan grande nunca hubiese pasado. Como si fosilizaran parte de la mente para poder continuar, y no vivir en un mar de lágrimas. Y está bien, porque el auto-martirio no me va. Es como intentar nadar en el barro. 

Llorar limpia el alma, dicen. Yo no lo sé, de hecho ni si quiera sé si el alma existe. Pero si es así, hoy he limpiado la mía.


A Mgg que no gobernaba un país, pero yo la echaré de menos. 

viernes, 1 de marzo de 2013

1 kilo de tomates, 2 de patatas y 1587269 de dinamita

a las buenas ideas de Tere



Seré breve, tanto que nadie podrá decir que fue imposible acertarme entre tanta palabra.
Seré concisa y clara. Lacónica. 
Cuando empiece, no hablaré de eso de quien no da no recibe. Que la vida no es un toma y daca, que sólo es un sucio movimiento de intereses.
No diré que el mundo empieza a descolgarse como un póster antiguo que pierde las chinchetas, que si los dioses existieron, hace tiempo hicieron las maletas. Que nos agarraremos al pecho de la mamá naturaleza como zombis a la venas. Que nos iremos reventando una mina entre nuestras costillas. Bendito género humano. 
Lástima, ya no existe el altruismo. 
No hablaré de algo que nadie quiere escuchar, puesto que no queremos irnos y mientras estemos aquí todo lo demás da igual. Eso es evidente. Háblame de aquel héroe, pero no me cuentes cómo murió. 
No diré que a veces creo que un buen apocalipsis limpiaría todo esto. Es absurdo pensar que tanta mierda pueda limpiarse con buena voluntad. El cero es un número que siempre me gustó.

Diré todo lo que tengo que decir, quizá ya lo he dicho. Quizá mentí y no fui clara, pero tranquilidad, porque seré breve:

jueves, 7 de febrero de 2013

De la eyaculación precoz


Qué

Soy un cuadro a medias. Todo lo que se empieza y no se termina. 
Una hija de puta. La mujer más tierna.
Una moneda de cambio, tren de mercancía. Un pilar inamovible.
Asentimiento. Revolución. Ira. 
Tus ansias.
Soy madre sin parir. Padre sin nuez en la garganta.
Barro, microbios, bilis. Repugnancia.
Flores, bendición, azúcar. Esperanza.
Soy una mesa con mantel, servilletas, vasos y cubiertos, completa pero sin alimento. Soy vitamina C, calcio, fósforo y hierro.

De quién  

Soy lo que quieras de mí. Soy tuya. Soy de mi madre. Soy de mi padre. Soy del dinero. Soy del banco. Soy de la tierra. Soy de la nicotina, de la sal, de la arena. Soy de las leyes y de hacienda. Soy lo que decida el gobierno que sea. Soy de la música. De los putos reyes de la españa nuestra. Soy de la cafeína. Del color negro y del magenta. Soy del ojo derecho de una abuela muerta. Soy de un horario y de una celda. Del despiste y de las letras. Soy del error y de la inocencia. Soy del impulso y del caos. Del desorden de los calcetines y las medias. Soy de la soledad y de la compañía. Soy de mi corazón y de mis venas. Soy de los besos cuando llegan. Soy de las palabras que pronuncio. Soy de tu silencio. Soy de un número y de una huella. Soy de un tipo de sangre. De la polución y de las alergias.  
Soy de la eyaculación precoz del tiempo y de lo quede de mí cuando muera. 



Soy esclava hasta que quiera ser dueña. 


jueves, 10 de enero de 2013

De baladre


[No hay un sentimiento más grande que el del odio. Ni si quiera el del amor. Pueden romperte el corazón, destrozar tu virginidad, follarte con tanta dulzura que creas que el cuerpo sólo se creó para eso. Estallar de alegría por un premio de lotería. Morir de pena por la muerte de una madre. Pero sólo el odio puede hacerte correr por encima del agua. Sólo el odio puede ahogarte después.]

Sabía que el día iba a explotarme antes de que acabara la noche, lo supe por el color de mis mejillas al despertar, lo supe por el rojo, por el fuego que quemaba mi garganta, lo supe por el odio.
Tenía que salir de allí. Tenía que construir rápido una burbuja. Un búnker a marchas forzadas cementado en mi ecosistema. Sé de estructura, sé de arquitectura, sé de pintura. Sé de todo tanto que no sé una mierda.
Me puse manos a la obra o la obra en mis manos. Una junto a la otra separadas por milésimas, sin tocarse para proyectar entre ellas. (Es altamente necesaria la cercanía de las manos, el calor de lo vivo. La imaginación de alguien que no quiere estar muerto. Es altamente necesario desear con el espíritu salir del bullicio en llamas. Y sólo así aparece la burbuja, mientras tú diluyes.)
Noté un frescor extraño, un olor limpio, a nada, a como debía de oler el mundo antes de que se inundara de niebla tóxica. Abrí los ojos, estaba tumbada sobre lágrimas de hierba en un jardín rodeado de baladre, acababa en una pequeña casa color alegría. Sonaba agua correr, sonaban violines. Las ventanas de la casa escupían melodía bella, delicada, reconstituyente, como si el ser humano aún la mereciese. Era el paraíso o lo parecía.

- Imilce. Es tuyo, es tu sueño, es tuyo. Tómalo.- Del capullo de una flor de baladre había salido un diminuto oso panda color morado.

El mini panda me invitó a té. Sus tazas eran muy pequeñas así que tuve que tomarme 4, no pareció importarle. Le pregunté por qué y cómo, realmente no entendía nada, me dijo que no importaba, que era mío, que disfrutara de Las cuatro estaciones de Vivaldi que a continuación sonarían, concretamente dijo que había seleccionado para la ocasión Verano, Presto. Me pareció acertado a pesar de saber que en la realidad corría el invierno, pero allí daban igual los tiempos, que no los tempos. Recordé la descripción de aquella melodía, adaptada a mi aborto mental de hacia un momento. Recordé todas las tormentas de mi vida.

Entonces el panda me señaló:

- Tú.- dijo clavando su negro en mi negro.
- Pero yo no sé solfeo.- dije casi sin decir.
- Y los osos no hablan. Y el dinero no mata. Y el amor es incondicional.
Y como contestación me puse en pie, cogí una rama de un árbol pequeña y recta. Les dije a las setas que se situaran a la derecha. Los sapos a la izquierda. Obviamente las luciérnagas al final. Alguien les dio sus instrumentos. El panda me miró satisfecho. Y yo sentí lo mismo que debe sentir un loco atado a su cama con el único entretenimiento de su memoria destrozada, riendo como un hijoputa.
Y la melodía sonó.
Y si algo tengo claro es que no estoy loca, porque ese don sólo es para los privilegiados. Yo sólo hago sonar mi orquesta y bebo zumo de baladre, y si sigo viva es sólo y gracias a que existen las burbujas.
III. Presto

Dedicado a mi hermana, porque ya es hora de que aprenda de una puta vez a hacer burbujas.