Estaba de pie, en el último borde de la esquina del balcón.
No era un suicida, ni un penitente flagelado, era más bien un vago. Un trocito de papel que se dejaba llevar por el aire. Ahora más que nunca era incertidumbre y juicio mental.
Creyó que sería mejor pensarlo una vez más y de paso apurar el culo de la botella de vino, que estaba de puta madre y era lo último bueno que le quedaba en aquella casa bastarda, mejor llevárselo con él.
Se sentó entonces en el suelo del balcón y de nuevo insistió en la decadencia de su vida, en su savia parasitaria. La había cagado bien, y ahora tenía que largarse de allí cuando antes. Recomenzar, empezar de cero en otro punto, -de cero, joder, y es que la palabra ya le desmotivaba. Sabía que iba a ser un coñazo, primero huir, reunir para subsistencia, buscar un sitio alejado donde avivar sus cenizas. A él que no le gustaban nada los cambios. De ahí la opción de tirarse, morir era más raso. Once pisos. Sonrió pensando que sería la hostia irse de este mundo cayendo sobre el cochazo de algún cabrón sacabarriga. Pero sabía, no tendría esa suerte.
Y luego estaba ella, que no sabía nada, de viaje, -já pensó -de viaje, yo a punto de morir y la muy zorra de viaje.- Tampoco iba a llamarla para decirle: -Oye que me tiro, que se me fue de las manos. Que es una pena que no estés aquí para echarte un polvo de despedida, pero hasta eso se me ha puesto en contra. Que te vaya bien chata. Que te cuides.- Él era un egoísta reconocido, pero era mejor no joderle el viaje. De todas maneras ella tampoco podía hacer nada, y eso era lo que más importaba, soluciones.
Ella más que otra cosa, estaba buena, excitante, perversa, viciosa, se empalmaba cada vez que la veía o la pensaba. Eran caviar sobre sábanas. Como pareja eran una basura . No se querían demasiado, ni compartían vidas, pero siempre se apetecían a la vez. Se intuían, sin llegar a necesitarse. Así que estaban, y era bastante .
Volvió al meollo del problema. Lo peor es que él y sólo él era el culpable de haber convertido su vida en un agujero negro hambriento que cada vez tragaba más y más de él. Pero no se sentía triste ni asustado. Se sentía cansado, perezoso por cualquier cosa, menos por saltar.
Recordó una vez más como empezó la espiral.
No era un suicida, ni un penitente flagelado, era más bien un vago. Un trocito de papel que se dejaba llevar por el aire. Ahora más que nunca era incertidumbre y juicio mental.
Creyó que sería mejor pensarlo una vez más y de paso apurar el culo de la botella de vino, que estaba de puta madre y era lo último bueno que le quedaba en aquella casa bastarda, mejor llevárselo con él.
Se sentó entonces en el suelo del balcón y de nuevo insistió en la decadencia de su vida, en su savia parasitaria. La había cagado bien, y ahora tenía que largarse de allí cuando antes. Recomenzar, empezar de cero en otro punto, -de cero, joder, y es que la palabra ya le desmotivaba. Sabía que iba a ser un coñazo, primero huir, reunir para subsistencia, buscar un sitio alejado donde avivar sus cenizas. A él que no le gustaban nada los cambios. De ahí la opción de tirarse, morir era más raso. Once pisos. Sonrió pensando que sería la hostia irse de este mundo cayendo sobre el cochazo de algún cabrón sacabarriga. Pero sabía, no tendría esa suerte.
Y luego estaba ella, que no sabía nada, de viaje, -já pensó -de viaje, yo a punto de morir y la muy zorra de viaje.- Tampoco iba a llamarla para decirle: -Oye que me tiro, que se me fue de las manos. Que es una pena que no estés aquí para echarte un polvo de despedida, pero hasta eso se me ha puesto en contra. Que te vaya bien chata. Que te cuides.- Él era un egoísta reconocido, pero era mejor no joderle el viaje. De todas maneras ella tampoco podía hacer nada, y eso era lo que más importaba, soluciones.
Ella más que otra cosa, estaba buena, excitante, perversa, viciosa, se empalmaba cada vez que la veía o la pensaba. Eran caviar sobre sábanas. Como pareja eran una basura . No se querían demasiado, ni compartían vidas, pero siempre se apetecían a la vez. Se intuían, sin llegar a necesitarse. Así que estaban, y era bastante .
Volvió al meollo del problema. Lo peor es que él y sólo él era el culpable de haber convertido su vida en un agujero negro hambriento que cada vez tragaba más y más de él. Pero no se sentía triste ni asustado. Se sentía cansado, perezoso por cualquier cosa, menos por saltar.
Recordó una vez más como empezó la espiral.
----------------------------Sucedió en una sala de espera, en una maldita consulta médica . Todo empezó esperando, básicamente a lo que había dedicado su vida. Así conoció a aquel tipo, dos hombres entre revistas de corazón.
Echar la culpa del problema a un dibujo era algo patético, pero no para él, centraba su ira contra aquel maldito tatuaje y su leyenda. La fuerte curiosidad hacia aquella frase sobre unos brazos exageradamente hinchados por el ciclo, “ Me lo distes todo Mari Carmen”, se leía sobre aquel trozo de carne. En ese momento pensó en quien coño sería esa Mari Carmen que lo daba todo. Él que siempre había creído que era imposible que una mujer pudiese darlo todo.
Echar la culpa del problema a un dibujo era algo patético, pero no para él, centraba su ira contra aquel maldito tatuaje y su leyenda. La fuerte curiosidad hacia aquella frase sobre unos brazos exageradamente hinchados por el ciclo, “ Me lo distes todo Mari Carmen”, se leía sobre aquel trozo de carne. En ese momento pensó en quien coño sería esa Mari Carmen que lo daba todo. Él que siempre había creído que era imposible que una mujer pudiese darlo todo.
En cualquier otra situación, aquellas letras le hubieran importado bien poco, pero el aburrimiento consiguió que su espera se centrara en aquellas 6 palabras, sintió esa necesidad incontrolable del porque. Encontró una misión durante esa espera interminable: entablar conversación con aquel Songo ku mega fusionado. Necesitaba saber más sobre aquel tatuaje. Logró conocer la historia de Mari Carmen resultó ser un fiasco: ella era el amor de su vida, y ese fue su regalo por el décimo aniversario.
Por las pintas de Songo ku imaginaba que el amor hacia Mari Carmen no era de película. Seguramente Mari Carmen era engañada cada poco con otras mujeres. Juzgar, siempre se le dio bien.
Sin embargo compensó su chasco saliendo de aquella consulta con un nuevo trabajo. MelodistestodoMariCarmen trabajaba para una "gran empresa", una buena familia. Trabajar para la mafia no era la "idea madre" cuando salió de la escuela de arte dramático hacía ya 10 años. Pero como actor no despuntó demasiado, lo mismo que nada o aire vacío. Entre opciones alternativas de trabajo esclavo - sueldo miseria - jefe cabrón, lo que ofreció MelodistestodoMariCarmen no estaba del todo mal y se convirtió en su padrino, su maestro a lo Cosa Nostra. Hasta le cogió cariño. Todo iba viento en popa. Trabajaba un par de veces al mes, fiestas privadas, cocaína en bandeja... Y dinero, mucho.
Los primeros trabajos eran sencillos, luego la cosa se le complicó hasta un punto insostenible, ilógico, absurdo, no supo manejar sus nervios y encontrar sangre fría. También ayudó bastante que se follara a Mari Carmen. Esa fue la última gota. Y no, Mari Carmen no lo daba todo. Pero no pudo controlar la incertidumbre, por si acaso.
Condenado de traición, las salidas ahora se cerraban ante una mafia que controlaba todas las puertas. Esos hijos de puta no entendían de errores, mucho menos de perdón.
Los primeros trabajos eran sencillos, luego la cosa se le complicó hasta un punto insostenible, ilógico, absurdo, no supo manejar sus nervios y encontrar sangre fría. También ayudó bastante que se follara a Mari Carmen. Esa fue la última gota. Y no, Mari Carmen no lo daba todo. Pero no pudo controlar la incertidumbre, por si acaso.
Condenado de traición, las salidas ahora se cerraban ante una mafia que controlaba todas las puertas. Esos hijos de puta no entendían de errores, mucho menos de perdón.
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Y ahora tirado en el balcón, repasando esos últimos días, empezó a reírse como un espectro atado a la locura. Una risa incomprensible, abstracta como la noche. La risa de un cabrón ahíto de mugre.
-Sí, quizá tirarse es la mejor opción. Quizá no.- Se acababa el tiempo.
Volvió a subirse al borde, y miró entre los dedos de sus pies descalzos el enorme abismo, que dibujaba una gran vía, luces, movimiento constante, puntos de personitas. Identificó un coche, paró en la puerta de su edificio. Bajaron cuatro hombres mega fusionados. Songo ku acompañado de Picolo, Vegeta y otro más. El destino iba cerrándose sobre la primera opción. Rojo era rojo, y sabía de sobra que era un puto Mercedes, de la mejor gama por supuesto.
-Perfecto. Dos pájaros de un tiro. En el infierno cabrones, tendrá que ser en el infierno.
-Sí, quizá tirarse es la mejor opción. Quizá no.- Se acababa el tiempo.
Volvió a subirse al borde, y miró entre los dedos de sus pies descalzos el enorme abismo, que dibujaba una gran vía, luces, movimiento constante, puntos de personitas. Identificó un coche, paró en la puerta de su edificio. Bajaron cuatro hombres mega fusionados. Songo ku acompañado de Picolo, Vegeta y otro más. El destino iba cerrándose sobre la primera opción. Rojo era rojo, y sabía de sobra que era un puto Mercedes, de la mejor gama por supuesto.
-Perfecto. Dos pájaros de un tiro. En el infierno cabrones, tendrá que ser en el infierno.
..........Mutis por el foro........
ResponderEliminarkpulla...hala! a disfrutar, que la cabeza te va a estallar.
Ah! a ver si me puedes explicar lo de la imagen...digo yo.
ResponderEliminarJajajajajaja :)
ResponderEliminarme gusta....
un besito niña
La imagen es Son Goku, joder, dragon ball, la mafia y un decadente suicida. Bien, bien...así sí.
ResponderEliminarUn saludo.
Me preguntaba ¿que hace Goku en una entrada de Imilce? Ahora lo entiendo!! wowwowow eres la caña tia!! Follarse a la mujer de Goku tiene consecuencias....jur jur
ResponderEliminarPicolo,Vegeta...el otro no sería Freezer? jajajaj Que recuerdos...mis dibus preferidos!!jajajaja
Un superbesazo desde el cartel de Schweppes de la Gran vía!!
PD: Como se nota que estás de vacaciones.....Disfrutalas a tope!! ;))
Es acojonante. Un gran relato. Me abstengo de hacer más comentarios pero me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos desde el borde del balcón de un ático en el número 12. En el infierno cabrones...
Que conste que no había entendido lo de la imagen hasta leer los comentarios jaja que le vamos a hacer, son cosas de la edad….
ResponderEliminarMuchas veces no podemos elegir soluciones, todo nos lleva al mismo sitio. Me ha gustado mucho este relato negro que te has marcado… quizás es negro por que también se te han churruscado las neuronas del sol? Jajaja, eso solo me pasa a mi. Tu las tienes en su sitio.
Llevo un par de días intentando leerlo y la mierda del pincho no me dejaba entrar. Por fin… y ahora que me dejo sigo por el de hoy antes que esto me diga que se acabo.
Un bessito guapa