imagen: Imilce
A veces todo pende de una palabra. Una luz para vivificar el
día.
A
veces ella soñaba que su alrededor partía como una manzana recién caída, saliendo de sí los huesos preparados para parir
una nueva planta. Un renacimiento. Pero su casa, su mundo, como un manzano
viejo, no tenían intención de tornar el futuro. No hoy.
Se acarició los muslos a punto de color caramelo. Se sopesó el
pelo arenoso. Y leyó un libro sin hojas.
Sonrió porque no tenía ganas de llorar. Y de nuevo acomodó su
cuerpo a la mecedora carmesí, esperando que llegasen otra vez las palabras, que
sabía ella, acabarían por llover, como la violencia y la belleza de un diluvio,
cuando menos se lo espera.
Para ella, S (y los rincones),
porque yo sé que está.
Si tú sabes que está, está.
ResponderEliminarY punto.
Espero que le guste.
A mí si.
Besos.
No tener ganas de llorar ya es algo, joder.
ResponderEliminarSeguro que llegan, siempre llegan.
Un abrazo.
Bonita imagen, por cierto.
Toro: Yo también espero que le guste. Ella está por ahí, en rincones nuestros, leyéndonos.
ResponderEliminarUn beso para ti.
Ina: En realidad, no tener ganas de llorar, es mucho.
La foto es muy bonita sí, es un amanecer que cae cerca de mi casa.
Besos guapa.
Esperar en paz la lluvia, que no nos atormente su pasajera ausencia. Hermoso, y quién es ella? Un abrazo.
ResponderEliminarMe pregunto porque SIEMPRE tenemos que esperar...?!
ResponderEliminarBesos.
Darío: La verdad que llueve tan poco que a veces es difícil acordarse de qué era.
ResponderEliminar¿ella? una más.
Abrazo!!
Chatnoir: Porque es más fácil esperar, que ir a buscarlo. Aunque en ocasiones, aunque quieras, no se puede (o no te dejan).
Un beso
A veces esa apalabra está en tierra de nadie esperando que la recojan.
ResponderEliminarPero no queda más que esperar o avanzar, como sonreír si no se llora.
Cuesta todo tanto como tan poco...
Besos
"A veces todo pende de una palabra[...]" Una frase preciosa y muy real. Muchas veces son las palabras las que desencadenan todos los sucesos.
ResponderEliminarUn beso
Siempre
ResponderEliminarUn abrazo de 18 kilates.
...que hermoso.
ResponderEliminarEsa premonición de las palabras como un diluvio conmueve.
ResponderEliminarBesos, Imilce.
Supongo que esas pocas ganas de llorar se deben a que ya has llorado demasiado. Esperemos, entonces, a que aparezcan las ganas (y los motivos) de reír. Y sí, siempre están.
ResponderEliminarHoy, como Lusiana, también espero una palabra, una luna para acunar la noche en la que tal vez no pueda dormir, pensando en mi regreso... en mi vuelta al odio de cada día... Una palabra que alivie la congoja, que me haga salir el niño enfurruñado que no quiere volver y me traiga al hombre que no soy, pero que debería ser... Una palabra que no sé porque razón, no llega...
ResponderEliminarHermoso y melancólico texto. Besos.
Te pediría un favor, pero no me atrevo. Sólo una pregunta... ¿me faltan datos o soy yo el único que no es capaz de encontrar un significado, no conocer un personaje o algo...? Perdona mi simpleza...
ResponderEliminarUn beso. Bonita foto.
Precioso amanecer... profundas tus palabras.
ResponderEliminarBesos almendrados ;)
¿Sabes esta sensación que siento una persona al tener envidia? Pero no envidia de esta sana que dices: Joder que bien escribe esta bloguera, no no, envidia de esta de: ¿Porque entiendo tanto esto post y a mi no me salen? Pues eso siento Imilce, envidia de tus palabras, o más bien de tu mente que las expulsa, me encanta tu blog, y no solo las letras, también el diseño. Amaneceré aquí muchos días.
ResponderEliminarSaludos entrelazados