De escenario, paredes alicatas, un reloj varado, un hornillo sucio, un frigorífico cansado, una mesa, alguna silla. De olor, un pequeño tufo a manzana podrida, un fuerte aroma a estofado cortesía del patio vecinal, olor a detergente marca blanca, desaparecerá en el momento que la ropa deje de estar mojada. Mucho asco y alcantarilla.
De sonido, orgías peatonales, coches en marcha, cuchicheos en megáfono, música comercial, un televisor de fondo, quizá dos. Podría escucharse el canto de los pájaros, pero son demasiado insignificantes para el mundo como para dejar espacio a su piar.
Y sobre las losas de la cocina se encuentra él, que no provoca otra cosa que pena, es huesudo, blancuzco. Siempre calmoso. Se llama Carlos y tiene 14 años.
Su padre, Lorenzo, se encuentra en la habitación de matrimonio follando con Mariana, la carnicera, casada con Julián, el barrendero, que después de 19 años limpiando mierda en las calles, no ha sido capaz de raspar la basura de su propia casa.
Julián peca de minipene. Mariana peca de grandes tetas. Lorenzo peca de mucha experiencia en comer coños. Lo bueno de los barrios es que todo queda en los barrios. Y todas las mentiras son ecuaciones resueltas por el método de igualación.
La madre de Carlos, Antonia, se encuentra empotrada en una habitación auxiliar, respirando a través de máquinas traidoras que no la dejan marchar. Antonia y su cuerpo casi no existen, pero están. Antonia vive desde hace 4 años en muerte cerebral. Antonia quiso limpiar lo innecesario de las persianas que dan a la calle, un traspié la hizo caer desde un tercero, pero el coche de Perico el bombero amortiguó su caída. Por desgracia para Antonia vive en un país el cual prohíbe la muerte asistida, pero consiente vivir en pena de muerte. Por desgracia para Antonia su marido es un cobarde.
A Carlos le entristece pensar que pronto dejará de ser un niño, porque le repugna convertirse en un adulto. Carlos sabe todo lo que pasa en su casa, en su barrio, lo sabe porque observa, porque es inteligente y piensa demasiado. Lo que nunca imaginó es que acabaría ocupándose de cambiarle el pañal de mierda a su madre, mientras su padre gasta lo que podría costar una asistenta jugando a las cartas en el bar.
Carlos ha cerrado todas las ventanas de la casa, es el momento de dejar de oír. A Carlos siempre le gustó el color del butano.
Y Carlos abre el gas.
(Texto inspirado en Alástor y en sus bombones de butano, feliz cumpleaños)
Solo puedo decir.... Ostias !!!!! que potente locura describes y que realidad representa.
ResponderEliminarLa vida puede ser repugnate y odiosa mientras al mismo tiempo a otros nos acaricie el alma.
Escribes verdades,me despiertas de un sueño.
<<<<<<<<<<<abrazos almendrados ;)
Se podrían aplicar varios adjetivos beneficiosos para la autora y todos (todos y cada uno de ellos) quedaría a mitad de camino para describir la potencia del texto...
ResponderEliminarEn plan de remarcar una frase escribo "Y todas las mentiras son ecuaciones resueltas por el método de igualación". Ésa frase encierra una enorme verdad (justamente una verdad).
Me retiro dulcemente habitado por grietas de miel y butano...
Un fuerte abrazo.
Bajaré a la calle a buscar esas orgias peatonales, es que a mí el olor a gas siempre me ha dado dolor de cabeza…xP
ResponderEliminarBesos guapa.
Algunas veces lo que escribes me deja sin palabras.
ResponderEliminarTremenda historia magistralmente narrada.
Besos
Genial texto, Imilce, tienes la capacidad de sorprenderme deliciosamente, como en esta entrada.
ResponderEliminarYa te lo había dicho pero me gusta mucho. Las mentiras se resuelven por el método de igualación... qué bueno :P
ResponderEliminarA partir de ahora, si alguien me acusa de mentir, diré "no, solo estaba resolviendo ecuaciones por igualación!".
Un beso.
Las cloacas cotidianas vistas con mirada certera.
ResponderEliminarBesos.
Y Carlos se dispone a dormir... y quizas todos tengan el mismo sueño, caminando a rastras por el suelo... pesado como los parpados del niño... como la vida de su madre.
ResponderEliminarY suena un siseo que reza una nana que penetra por la nariz, y todo tiene a 0, para equilibrar el universo.
i wanna fly...
ResponderEliminarfrom this dirty boulevard...
una maravilla de texto.
muchas verdades escondidas en una ficción,
o una realidad reflejada en palabras.
abrazo imilce,
f
Muchos abrimos el gas a diario... lo has notado?
ResponderEliminarYa te extrañaba!!!!!
No te vayas tanto... :/
Abrazo.
Pero todos sonríen al vecino cuando se lo cruzan. Saludos.
ResponderEliminarCarlos no puede con la sensatez y le dibuja un olor a insensato. Poco le queda, en breve...
ResponderEliminarBlogsaludos
Uf! vaya patio de luces...!
ResponderEliminarpara caerse por el desagüe.
Es fuerte y está muy bien escrito.
un abrazo.
La vida puede ser una gran putada y a veces solo nos queda abrir el gas... en tu relato, el final queda abierto, por lo que yo prefiero pensar que Carlos se sale de la casa, dandole una piadosa muerte a su madre, y de paso manda a freir churros a su padre y a la tal Mariana. Un beso Imilce. Buena historia...
ResponderEliminarPD:¿Que tal esas vacaciones?
Crudo. Intenso. Directo. Duro.
ResponderEliminarY, aunque pudiera parecer una broma o una excentricidad, ¿tierno? No el relato. No la historia... desde luego... Pero sí la mirada. Ese punto de ternura que se despierta en nuestra mirada interior al descubrir, con los ojos y los sentidos de este Carlos -de un Carlos cualquiera- la amalgama de miserias humanas, cercanas (algunas)... lejanas (otras)... simbólicas (todas), de un microcosmos cotidiano tan maravillosamente descrito, tan precisa y preciosamente retratado, tan magistralmente narrado/dibujado por tus palabras.
Y de nuevo sin palabras...buenísimo enserio, que manera tan sencilla y real de describir la vida en comunidad, pobre Carlos...a los demás que les jodan.La foto estupenda, casi he podido ver a Carlos agachado abriendo el gas...me encanta
ResponderEliminarLGA
Uffffff que terrible realidad.
ResponderEliminarsiempre pensé que la vida vale la pena, pero es que ciertamente a veces nos lo pone demasiado dificil.
Carlos es inteligente, aunque me atrevo a decir que si lo fuera una pizca más abriria el gas y saldría de la casa...
El resto de su vida, seria para él solo..
aunque con 15 años, no sé si le tocaría una vida más acomodada...
Que dificil es vivir a veces... una auténtica cabronada...
besitos mediterráneos.
PD: que bien escribes... y con que claridad fotografias la realidad que otros no quieren ver.
Un texto verdaderamente impactante, fuerte, potente.
ResponderEliminarTodas las miserias vistas desde una perspectiva muy objetiva, desnuda, tal cual.
Me ha encantado y me ha emocionado casi hasta el punto de llorar cuando habla carlos de que no esperaba cambiar el pañal de mierda a su madre moribunda.
Muy fuerte.
Enhorabuena.
besos.
Joder Imilce, que bueno!! La descripción del lugar, los personajes, los hechos.... wow y el final...sin palabras!!
ResponderEliminarUn besazo de reencuentro!! ;)
Casi me dejas sin palabras...
ResponderEliminarDescribes y cuentas la historia de una forma que engancha.
Que pena que pueda haber personas como Carlos que tengan que pasar por semejantes situaciones...
Fue todo un placer leerte... me gustó mucho.
Un saludo.
Se me abrió la boca sola… XD Imilce que duro y que real este relato. Lo de las mentiras me ha encantado tu descripción de la cruda realidad es total, me quito el sobrero. Un bessito enorme flor
ResponderEliminarHola,vengo a saludarte y devolverte la visita a mi humilde blog.
ResponderEliminarLo cierto es que el tuyo me ha encantado, no quisiera utilizar adjetivos gastados o mánidos para expresar lo que he sentido al leerte.
Creo que tienes algo muy difícil de encontrar, una voz propia, bella y contundente a la vez, capaz de sacar (o escupir) flores desde el vertedero.
Vamos, que me gusta mucho como escribes.
Te sigo, nos leemos.
Un saludo cordial.
PD-Es la segunda vez que intento dejarte este comentario, luego saldrán los dos y quedaré como un idiota, nada nuevo.
Que duro y real este relato, muy bien logrado. Felicitaciones
ResponderEliminarHeavy, pero entiendo el final perfectamente, porque con la vida de mierda del pobre Carlos, quizás es lo mejor que puede hacer, dado que de todos los que habla no salvo a ninguno y todos me parecen un montón de basura. Resumiendo, mejor acabar prontito que crecer y convertirse en uno de ellos.
ResponderEliminarAja, todo acaba igualandose, compensando otras mierdas.
ResponderEliminarMe atrajo, las veloces descripciones, y los cambios de ambiente.
Bravo por la prosa que hay en vos.
Intrínseco.
ResponderEliminarNo hay más.
Me ha encantado.
Mierrrrrrrrrrrda! Cuál será la loca de la casa?
ResponderEliminarQue relato mas negro, todo ocurre bajo el mismo techo.Enhorabuena
ResponderEliminarun fuerte saludo
fus
PDFeliz Navidad
que buena...m ha encantado tu manera de expresar sentimientos tan profundos...
ResponderEliminarun abrazo
Guapuna, no sé si me has mandado el mail o no pero a las 11 del 19 de diciembre no lo he recibido aún :P me ralla lo del gmail...
ResponderEliminarHay tanto que un a menudo grito no puede saciar…
ResponderEliminarEl gas… no se anda con rodeos, desea una muerte certera y sin dolor.
Lo comprendo.
Fructíferos saludos
Escribís re bien
Nada de guardar. El futuro no existe.
ResponderEliminarPaz y amor en el 2012.
Besos