Camino sentada sobre el suelo del balcón. Contemplo inmóvil el cielo que dejan libre las cornisas de los edificios negros. Es un hueco pequeño pero suficiente como para pasear por él.
Y ya con la imagen añil tiñéndose oscura clavada en mis ojos, los cierro y espero. Espero a que no pase nada o a que las ambulancias dejen de sonar con saña. A que los coches dejen de pitar sin fundamento. A que las madres dejen de bramar a sus hijos huecos. A que el gitano de la esquina cese de desgañitar sus cuerdas y venda todos los pimientos secos. A que el mundo silencie su tiempo y no se oiga nada más que el viento. Pero nunca sucede, la muchedumbre jamás deja de zaherir a su género. Día o noche, los sonidos cambian, pero imposible amainan.
Decido levantarme y silenciarlos a golpes de volumen y soberbia, la música es lo único que está por encima de las cosas, es un intento estéril de amansar al resto de las fieras a violín y tempo.
Y ya no oigo nada, los gritos y los ruidos desaparecen por completo mientras siento las vibraciones en mi cuerpo.
Ahora sólo escucho.
Sin prisa abro los ojos y miro sin ver los miles de huecos que forman el vecindario. Las sábanas ondean su pronta retirada y cientos de bragas y calzoncillos repasados y zurcidos danzan ya veteranos.
A veces todo me da asco. A veces no.
Hoy hay un término medio entre el amor y el odio hacia el punto de partida que se repite diario como una película que nunca cambia de guión. Rutina, rutinario, rutinoso. Se puede cambiar el pequeño trozo que queda libre al día, pero lo demás pende de nuestra resistencia por sobrevivir a fuerza de obligaciones memas. Supervivencia en vena.
Y pienso que tengo ganas de que llueva de verdad, que llueva durante días... con violencia, sin ahogar. Que llueva y limpie las calles y los muros brunos, testigos de lo obsceno y lo prohibido. Que desinfecte manos y cabezas corruptas hacía el deterioro de lo que antes era humanidad y altruismo. Que desintoxique bocas llenas de palabras absurdas. Y que desholline todas las almas cansadas y descosidas por los años.
Ganas y necesidad de que retorne otro tiempo, que se mezclen todos los estados entre nublado, frío, sol, lluvia, nieve y viento. Que follen entre ellos y con sus orgías dejen ver algo ya olvidado al son que fresco. Y así por lo menos algo cambie, aunque sólo sea el tiempo.
Demasiado ruido, demasiado. Hace unos días estuve en Buenos Aires, por ejemplo, y siento que va a llegar un día en que el transcurrir sea un estruendo y un mover acelerado, sin pausa. En ciudades así me invade una furia particular, como a Michael Douglas. Pienso que debo ser tolerante, pero también siento que ese ruido terminará por llevarme a un abismo sin retorno. Un abrazo.
ResponderEliminar??? Pos ora???
ResponderEliminarPensé que estaba ...
ResponderEliminarla lluvia como elemento lavador.
ResponderEliminara mi me gustta el mar.
cuando la ciudad arrecia no hay como un os dias junto al mar.
"el mar lavará las heridas
con agua y con sal..."
abrazo
Comparto contigo el deseo de que caiga esa lluvia que limpie esa rutina ruidosa en la que se ha convertido el mundo y los que estamos en él.....
ResponderEliminarY mientras llega, pues habrá que poner música en ese ratillo libre que nos queda al día y disfrutar de lo que somos en esa burbuja sonora!!
Me encanta tu mezcla de palabras!!
Un besazo dulce Imilce!! ;)
Reflexivo paseo por el ambiente que nos asfixia y con el que convivimos sin darnos cuenta que nos engulle, hasta que lo notamos he intentamos sacar de a pocos un pie...
ResponderEliminarSitosss, Imilce.
Sigue paseando los ojos y oídos, quizá se encuentra un nuevo paisaje... ¿será?
Este ritmo de vida no puede durar.
ResponderEliminarmuy bueno, muy potente. me gusta esa lluvia deshollinadora de almas cansadas.
ResponderEliminarEl agua como un torbellino esencial que vendrá a limpiarlo todo, es una dulce esperanza.
ResponderEliminarMe encantó esa narración de huecos, y sentí la rutina como un breve espacio entre dos columnas, y nosotros como el espacio entre el espacio, un imposible de carne y hueso...
También espero la lluvia, me voy esperando la tormenta.
Gran abrazo.
Mmm menudo bocado de Imilce que nos das aquí, para deshilachar cuidadosamente, a cada frase un trozo de ti. Me gusta que te desahogues, que clames la lluvia y que se lo lleve todo, hasta el hastío, que no quede nada de lo que había y que te dé, al menos, esperanzas de cambio.
ResponderEliminarUn beso.
Apocalípticamente bello, tuve que mirar por la ventana para estar seguro de que no había cambiado algo.
ResponderEliminarBesos.
HD
Creas imagenes a partir d sonidos, me parece maravillosa tu capacidad de expresar... cosas que a veces se pasan por alto, dar color a la normalidad.
ResponderEliminarSaludos bipolares
...A veces todo me da asco. A veces no... yo mismo podria decir esto.A mi tambien me gustaria que lloviese y limpiase todo lo asqueroso de la ciudad, y solo quedase ese olor humedo y fresco que viene tras la lluvia, ese olor que nos hace sentirnos por un momento como niños pisando charcos.Un beso Imilce.
ResponderEliminarY el ruido calla cuando me sumerjo en mis auriculares...Y navegamos entre notas musicales, dejándonos llevar...lejos...muy lejos...
ResponderEliminarGenial *-* como siempre, INCREIBLE!!
Muacksss!
a mi me encanta la lluvia
ResponderEliminarCon una relación amor-odio con la lluvia o, más bien, de necesidad frustrada, pues nunca llueve cuando lo necesito, llego a tus letras. Me gusta lo que leo, me gusta mucho, de modo que, con tu permiso, me instalo en un rincón a leerte. Un abrazo
ResponderEliminarAntes de ponerme a remojo, bien empapada por esta lluvia tuya que se cuela entre líneas, prometo regresar, aunque es absurdo prometer que harás algo cuando parece inevitable :) Un abrazo
ResponderEliminarQué bien haces en esperar sentada…porque ese deseado silencio no llegara nunca. Parecemos robot, demasiada rutina, demasiado miedo a no sobrevivir haciendo algo diferente. Ojala la lluvia fuese capaz de desintoxicarnos, deshollinarnos y limpiarnos tan profundamente que llegara hasta el alma. De todas formas quien sabe? a caso tú te has sumergido bajo ella sintiendo su fuerza y esperando que algo cambie? yo no, pero si es cuestión de intentarlo la próxima vez que llueva bailare con ella.
ResponderEliminarUn bessito cielo